Por: Ventura Díaz Ceballos (Q.E.P.D.)
Autor del libro: Kunta: un líder para un pueblo. Editorial
Trama. 1994.
“Llenemos de contenido político nuestra negritud” frase de Kunta
Eulides Blandón García, Kunta Kinte, nació el 5 de
diciembre de 1949. Hijo de Jeremías Blandón Castro y Aureliana García. El padre
trabajaba en Bagadó, municipio del Chocó, y la madre era una minera de Alto Andágueda.
Su nacimiento se produjo en el Cabezón de Los Maturanas, un lugar paradisíaco, ubicado
al margen derecho del río Andágueda, en la confluencia con la quebrada de El
Trúntago. Su esposa fue Dora Caicedo Solís.
Su niñez transcurrió como la de cualquiera de los niños
pobres y campesinos de nuestra tierra chocoana. Sus primeros juegos fueron en
el barro y en los ríos, con canoas y canaletas, con la arcilla y la arena de
las playas. Fue el hijo mayor de don Jeremías, lo mismo que de doña Aureliana.
Siendo muy pequeño, quedó huérfano de madre; pues ésta,
equivocadamente, se tomó un veneno en lugar de un purgante. Cabe anotar que
ella era iletrada. Su abuelo paterno fue Florentino Blandón, curandero y
curioso de Bagadó. Desde esa época, la de su orfandad materna, empezó a rodar
entre los hogares de sus tíos y tías. Especialmente doña Estefanía Castro
Salazar, quien lo mantuvo en su casa con mucha dedicación. Era un hijo de la
casa, pues para las comunidades Afrocolombianas no existen diferencias en
cuanto a la protección de la niñez.
Cuando muere doña Estefanía, pasa al cuidado de doña
Alejandrina Rentería, tía política de Kunta, pues estaba casada con Tarcisio
Blandón, hermano de Jeremías. Sus estudios primarios los realizó en la Escuela
Anexa a la Normal Superior del Chocó. Los secundarios fueron repartidos entre
Medellín, Bogotá y Palmira. En esta ciudad obtuvo el título de Bachiller
Agrícola.
Cuando niño, le gustaba jugar el fútbol y los juegos
callejeros, en donde muchas veces terminó en peleas, especialmente por defender
a los más débiles, frente a los atropellos y el acoso de los más fuertes.
Kunta quiso ser futbolista, y fue así como estuvo
entrenando con las divisiones inferiores del Atlético Quindío. Más tarde fue a
la Universidad de El Valle, en donde realizó cinco semestres de Economía. Allí
alterno el estudio con el trabajo en la cafetería de la Universidad. Con el
sueldo se costeaba sus estudios. Además hizo varios cursos de periodismo. Kunta
fue un lector incansable. Devoraba todo lo que caía en sus manos: Vargas Vila,
García Márquez, Albert Camus y, sobre todo, los libros y textos de Economía e
Historia. En sus escritos refleja el conocimiento que tenía de los hechos
sucedidos en nuestra Patria y más allá de nuestras fronteras.
En la Voz del Sol, de Cali, sostuvo por varios años un
programa de música vallenata llamado El Sol, la Costa y su Música. Fue el primero
en su género en Cali. En la Avenida Roosevelt con la calle 26, en Cali, abrió
un local comercial, en donde vendía artesanías y discos de chirimías. Era un
lugar obligado para las gentes chocoanas que, gustosas por conocer los acontecimientos
de la tierra, acudían a tertuliar y a averiguar los chismes frescos. Allí
efectuaba fiestas con sabor Afrocolombiano. En Juanchito, barrio popular de
gente negra, animaba una caseta en las noches de bohemia, ron y folclor. Cuando
pudo conquistar a su compañera, Dora Caicedo Solís, se vinieron a Quibdó, a
finales del año 80. Allí consiguió un puesto en la Gobernación del
Departamento, por la amistad con el mandatario de entonces, Dr. Esteban
Caicedo, empleo que perdió por las disputas politiqueras de su padre, Jeremías,
con el mandatario siguiente. Su compañera Dora también quedó en el asfalto por
la persecución partidista.
Muchas veces lo vimos en el San Juan vendiendo
cachivaches, discos o pollos. Por el río Condoto se le recuerda porque
compartía con los campesinos de La Muriña y La Florida, organizándolos para el
deporte o las obras comunitarias. Mantuvo una tienda que terminó como todo lo
de él: En manos de los que llegaban con las necesidades de fiar. Kunta fue
concejal del Municipio de Bagadó durante el periodo 1982-1984, en
representación del partido conservador. También, por dos ocasiones, fue
candidato a la corporación edilicia de Quibdó, sin que los resultados le
hubieran favorecido.
La tragedia que se insinuaba con su temprana orfandad, y
que se acentuó por la ausencia de una paternidad responsable, hace de Kunta un
hombre muy recursivo tanto para ganarse la vida, como para desarrollar
ambiciosos proyectos cívicos y políticos. Yo no quiero que los niños negros
sean “sacamicas” de los ricos o de los politiqueros, me decía. En el Bagre,
mientras estuvo escampando el aguacero de la persecución policial, organizaba y
pintaba el restaurante Zalzamora, de su primo Jesús Mosquera. Comercializaba
con el aguardiente Platino que le enviaban desde Quibdó algunos amigos,
aprovechando la presencia de algunos coterráneos que andan en el oficio de la
minería.
En Buenaventura, Kunta encontró el espacio para ejercer un verdadero
liderazgo. Campo propicio que no encontró en medio de sus coterráneos del
Chocó. Dirigió con acierto la pelea de vendedores ambulantes para que no fueran
desalojados de su espacio natural de trabajo: La calle. Derrotó a todos los
políticos tradicionales en las elecciones de la Asamblea Nacional
Constituyente. Dio la pelea en favor de los pequeños madereros que son acosados
por las compañías industrializadoras de la madera, cohonestadas por las
autoridades civiles y militares. Dirigió la toma de la vivienda popular, ocupando
las casas sin cuota inicial, construidas en el gobierno de Belisario Betancur,
las cuales fueron entregadas a los destechados. Estas fueron pequeñas y grandes
conquistas desarrolladas por Kunta y la gente de Buenaventura, en la corta
permanencia de Kunta en el Puerto. Muchos políticos tradicionales se le
acercaron para conquistar su liderazgo, pero Kunta fue un amigo fiel a la causa
popular; por eso nunca se debió del camino que había escogido.
El viaje de Kunta a Buenaventura, a encarar los problemas
de la AD-M19, está signado por algunos detalles, relatados en otro lugar. Pero
también él quería, y así se lo dijo a varios amigos, que esperaba que
conociéramos mejor la situación de los Chocoanos y la falta de visión política
para ponerse de cara a los retos del futuro. En medio de las discusiones en
torno a los murales de la Catedral de Quibdó, Kunta se manifestaba como un
defensor de los valores morales de la Iglesia contemporánea, comprometida con
el cambio que necesitan nuestros pueblos. La teología de la Liberación es un
sustento fundamental para la comunión entre la Iglesia y la Comunidad, decía.
Kunta condensaba esa iglesia tradicionalista y conservadurista, en la cual el
rito está por encima de los pueblos y de los hombres.
Hacia los sacerdotes guardó siempre un respeto humano, lo
cual no implicaba besar anillos, ni arrodillarse ante ellos, por eso mantuvo su
crítica frente a actos que él consideraba salidos de los cánones. Tremenda
polémica mantuvo con aquellos sacerdotes que abusaban de la sotana y que
aprovechaban de la humildad religiosa de nuestros hermanos Afrocolombianos para
sojuzgarlos, o con quienes confunden a los católicos con una fementida
sapiencia. Su formación y participación crítica es hoy ejemplo que debemos
seguir. La presencia de Kunta en las Filas del M-19 constituyó una inyección de
nuevos contenidos a los partidos que quieran impulsar el cambio en nuestra
Patria.
- Kunta fue el dirigente del paro cívico del Chocó en mayo
de 1987.
- Creo la Fundación Cultural Tigritudes cuando se
desvinculo del Movimiento Nacional Cimarron en 1985. Tigritudes fue inspirado
en el pensamiento del nigeriano Wole Zoyinka, premio Nobel de Literatura en
1986.
- Fue desaparecido un 5 de enero de 1991, en un viaje entre
Buenaventura y Cali, nunca se conoció su paradero final.
- “Llenemos de contenido político nuestra negritud” con
esta consigna se interpretó una estrategia para la lucha politica de todos los afrocolombianos.
Dejar a un lado el espontaneismo y elevar la lucha a los niveles más altos de
la politica. Superar la lucha meramente reivindicativa economista y apuntar al poder autónomo de las comunidades
negras. Buscar los elementos comunes que unan el accionar de los pueblos negros
en Colombia y América para transformarlos en una plataforma politica. Rescatar
el sentido de humanístico de la politica como “el arte de hacer amigos” y
administrar la cosa pública en beneficio del público.
- Ordenanza Asamblea Departamental del Choco en 1992
ordeno:
- Erigir el día 5 de enero de cada año. Día del Líder
Negro, como día de reflexión por la vida y organización de las comunidades
negras e indígenas del Choco por ser ese día fecha de la desaparición del Líder negro Eulides Blandón García.