lunes, 1 de julio de 2013

YOLANDA CERON DELGADO 1958-2001

Yolanda Cerón, cristiana vinculada a la Pastoral Social de Tumaco, quién lideró la titulación colectiva de las comunidades negras del Pacífico, luego de salir de la sede de su trabajo caminaba con un familiar por la esquina de la Iglesia La Merced, frente al Parque Nariño, cuando en desarrollo de la estrategia paraestatal un sicario le disparó en varias ocasiones. Así callaron el presente de su vida iluminada por la luz de la verdad y la justicia, haciéndola renacer y permanecer en el porvenir de la memoria transformadora de la humanidad.

Yolanda Cerón nació en el municipio de Berruecos, departamento de Nariño, el 15 de septiembre de 1958, en un hogar humilde pero de profundo raigambre en la religión católica. Hija de Pedro Antonio Cerón y Rosa Delgado, fue la cuarta de cinco hermanas. Sus estudios básicos los realizó en la escuela rural del municipio donde nació, y después se desplazó hasta la ciudad de Pasto para culminar la secundaria en el colegio religioso María Goretti, de la Compañía de Jesús.

Yolanda se graduó como licenciada en Educación y Ciencias Religiosas de la Universidad Mariana de Pasto. En 1982, se ordenó como religiosa en la Congregación de la Compañía de María y empezó su trabajo comunitario al lado de los niños en las playas de Salahonda, una pequeña isla de la costa pacífica nariñense.

Luego se trasladó hasta el municipio de Tumaco donde empezó su trabajo en la Pastoral Social, institución de la que fue directora los últimos siete años de su vida. Guiada por los principios del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia; y comprometida con sus apuestas por la lucha contra las estructuras que crean pobreza y opresión, dedicó su vida religiosa al servicio de los más débiles y a crear una sociedad más justa basada en la solidaridad y la justicia social.
Su vida estuvo al servicio de las comunidades afrodescendientes del pacifico nariñense, en el trabajo de formación para que conocieran sus derechos, para que se organizaran y defendieran su cultura y su territorio. Yolanda decía: “Ser espiga es fácil, pero dejarse triturar, hacerse pan para que otros tengan vida es hoy muy templado.

Una mujer que creía en sí misma, en sus capacidades y en su gente. Una mujer que por su gran sensibilidad y el profundo dolor que le producía el sufrimiento del más débil no dudó en entregar su vida para que otros la tuvieran. Y una vida digna.

"ella decía que ningún cristiano ... que ningún ... que ningún bautizado, ¿sí?, era realmente cristiano si no aprendía a defender los derechos de su comunidad. O sea que la verdadera valoración de uno como ... como cristiano, o como creyente en Dios, se debería identificar en el trabajo con la gente, en el trabajo como comunidad, en la defensa de los derechos, en ... en la valoración de su cultura, en ... en todo ese conglomerado de cosas, ¿no?, que integran la parte identitaria de un pueblo, se puede decir. Y a mí me parece que desde mis inicios con el trabajo catequístico con ella, o sea, las referencias que hacíamos siempre, digamos, tendíamos a llegar a ese punto, ¿no?, de que es una obligación, ¿sí?, de nosotros los cristianos empezar, o sea, poder apoyarnos y, poder valorar nuestra fe en Dios trabajando con la gente y por la gente"

Yolanda la diminuta, la hormiguita, la sencilla y alegre mujer creyente, la empedernida defensora de Derechos de las comunidades negras, un miércoles 19 de Septiembre de 2001 a eso de las 12:15 frente a la iglesia la Merced, ubicada en el Parque Nariño de la ciudad de Tumaco, luego de salir de la sede de su trabajo fue asesinada por hombres de la estrategia militar encubierta. A su lado un sobrino la acompañaba, fueron uno, dos y tres tiros y ella cayó allí en medio de la plaza, a pocos metros de la policía. 

Esa pequeña mujer de corazón inmensamente negro, siendo mestiza, como directora de la Pastoral Social de la Diócesis de Tumaco, ejerció el profetismo, se arriesgo a romper el miedo, a enfrentar el silencio generado por el terror. Denunció contundentemente los abusos y violaciones de derechos humanos sistemáticas contra la población de Tumaco, la que cometían miembros de las fuerzas militares y de policía con la estrategia paramilitar.

A esto se sumó el fuerte trabajo organizativo desarrollado durante largos años para lograr la titulación colectiva de las tierras habitadas por los afrocolombianos, lo que le trajo la animadversión de empresas deforestadoras y palmeras. 

Fueron precisamente estas razones por las que Yolanda fue asesinada, por develar tal estrategia criminal y sus beneficiarios, incluso, por denunciar en los propios consejos de seguridad en donde se encontraban los victimarios de las comunidades,los que a la postre serían los de ella también.

Sobre la pasmosa investigación poco se ha avanzado en justicia ordinaria. Allí ni militares ni policías ni empresarios o comerciantes han sido investigados como parte de una estructura criminal. Siguen libres algunos con ascensos en sus carreras militares y policiales, otros usufructuando sus negocios, su acumulación de riqueza. Algunos de los autores materiales de este crimen quedaron libres y exentos de culpa, un periodista que suministró información falsa para justificar el crimen de Yolanda se encuentra huyendo, se trata de Santos Cáceres fue dejado en libertad provisional por el Juzgado Segundo Especializado de Pasto, por motivos de salud. El segundo, Jorge E Ríos se fugó de la cárcel de Palmira mostrando, una orden de libertad falsa.

Las artificiosas investigaciones sobre los responsables adelantadas por la Fiscalía, a toda costa han evitado llegar hasta la estructura institucional de la fuerza pública de ese entonces y como ha sido costumbre desde 2006 los paramilitares aparecen como chivos expiatorios, eso si responsables también, pero ocultando la verdad y afrentado la dignidad de las víctimas. Guillermo Pérez Alzate, conocido como "Pablo Sevillano"" máximo mando del Bloque Libertadores reconoció su responsabilidad en la ejecución del crimen antes de que fuese extraditado a los Estados Unidos. Sevillano sin ser extraditado protegió los nombres de los actores intelectuales, propiciando la impunidad de la estructura criminal y justificó el crimen acusando falsamente a Yolanda de ser integrante del ELN. En julio del 2010 otros ex paramilitares confesaron el asesinato ante un fiscal de Justicia y Paz y no aportaron diferentes datos a los entregados inicialmente por el extraditado jefe paramilitar. Alias 'Tribilín' confesó que recogió a alias 'Capulina' después de asesinar a la religiosa, y 'Sarmiento', quien fue el segundo al mando de Tumaco, dijo que se cumplieron las órdenes de sus superiores.

Once años y aún el proceso sigue estancado, sin mayores avances, los procesados paramilitares en Colombia, beneficiándose de una aplicación de la ley 975, que cuando defina su situación legal, les dará seguramente su libertad.

No hay ninguna esperanza que cese la impunidad jurídica, el nombre de Yolana, sigue vivo, su memoria, su historia es parte de la historia de las luchas de las comunidades negras del pacífico.

Sigue su curso en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos una demanda, única esperanza para demostrar la responsabilidad del Estado... entre tanto, su pueblo, el que ella amo sigue siendo víctima del neo paramilitarismo, sigue siendo víctima de la guerra interna, sigue siendo víctima de nuevas formas de despojo. Por eso, justo por ese dolor que no cesa, por esa indignación de las comunidades negras, a veces silenciado, a veces callado, pero siempre resistente, resistente como la bella Yolanda, que más allá de la triste mirada del miedo a morir asesinada, ríe con nosotras y nosotros.


Yolanda Cerón en la memoria, Yolanda Cerón Sin Olvido 


Fuente justiciaypazcolombia

1 comentario:

  1. El Colegio María Goretti no es de los jesuitas sino de los capuchinos

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