miércoles, 11 de julio de 2012

CARLOS CALDERÓN MOSQUERA (1927-2012)

Por : Douglas Cujar Cañadas, con el apoyo de Gilberto Calderón Mena.
Carlos Calderón Mosquera, nació en la Calle del Cedro, municipio de Condoto, alto Chocó, en 1927. Muere en Cali en febrero de 2012. Abogado de la Universidad Libre de Bogotá, con especialidad en Inglaterra donde obtuvo el título de economista y politólogo. Erudito investigador, lector insaciable, izquierdista consumado, docente de las universidades Atlántico, Cartagena, Cauca, Diego Luís Córdoba, Libre, La América y Santo Tomás.

Se desempeñó como:

Director de la zona franca de Buenaventura.
Asesor jurídico y económico de la Empresa Colombiana de Petróleos- Ecopetrol.
Cónsul general de Guyana.
Director del Centro de estudios Jorge Eliecer Gaitán del Ministerio de Educación.
En el Chocó fue director de Censos, Contralor departamental, diputado a la Asamblea departamental y docente de la Universidad UTCH.
Fue además miembro de la academia de Historia del Cauca.

Autor de varios libros sobre economía y problemática chocoana, entre estos: Investigaciones históricas y temas económicos, editado en 1993, por Editorial Claridad ltda de Santiago de Cali. De éste leemos en su solapa “Los chocoanos le han cuidado a Colombia la esquina oceánica de los dos mares., durante cinco siglos; ahora presentamos la carta de cobro histórica

Militó en la izquierda democrática, embebiéndose de la tesis de Fidel Castro, de lo cual anhelaba “Que quería ir a Cuba a servirle a Castro, aun cuando fuera cortando caña”. Fue asesor personal de Jorge Eliecer Gaitán en momento de su asesinato en el año 1948. Amigo personal de los expresidentes López Pumarejo y López Michelsen

Casado en primera nupcias con la diplomática inglesa Bárbara Mary Brown, con quien tuvo tres descendientes: Carlos, Antonio y Katia Calderón Brown. Y en segunda oportunidad con la licenciada Graciela de Calderón.

Acuñó en vida la frase “Aquí en el Chocó empieza y termina la riqueza de nuestro planeta, pero jamás hemos tenido nada”.

En alguna oportunidad mientras realizaba una visita a su hogar, el sobrino Gilberto Calderón Mena, al comprobar la existencia de una extensa y numerosa biblioteca de más de 16.000 títulos, le preguntó: ¿Tío, usted sí se ha leído esa cantidad de libros? A lo que el letrado le respondió: Y para que los compré.