Blas “Michi” Sarmiento. Clarinetista, saxofonista, compositor, intérprete y arreglista, fue uno de los grandes maestros de la música tropical colombiana en los años sesenta. Nació el 1 de noviembre de 1938 en el corregimiento Labarcé, municipio de María la Baja (Bolívar) y murió el 26 de noviembre de 2021, a sus 83 años, por quebrantos de salud que padeció por varios meses.
Cuando
tenía solo un mes de nacido su abuela lo llevó a vivir al municipio
Soplaviento, a 55 kilómetros de la ciudad de Cartagena. Allí creció y se
aficionó por la música, influenciado por su familia. Blas se crió entre los
fandangos, el porro y la música clásica, pues fue hijo del músico, compositor e
instrumentista Clímaco Sarmiento, quien cantaba en la banda del pueblo y le
enseñó a tocar el clarinete desde los cinco años. También su madre y su abuela
eran cantantes de bullerengue, un ritmo de la costa colombiana de origen
africano. Con razón Blas dijo alguna vez, que no tenía elección, pues la música
ya lo había escogido a él. Pacho Galán, Pedro Laza, Adolfo Garrido y Clímaco
Sarmiento, su padre, son algunos de los artistas que influenciaron su música.[1]
Michi
realizó sus estudios de música desde los catorce años en el Instituto Musical
de Cartagena, adscrito a la Escuela de Bellas Artes. Estudió piano, saxofón,
clarinete, batería y canto, destacándose en la ejecución de los dos primeros.
Empezó a hacer su carrera tocando con bandas de la sabana de Bolívar como la
Orquesta de Pedro Laza, la de Delia Zapata, la Sonora Cordobesa y la Orquesta
del Nano Montes. Su amplia trayectoria incluye también el hacer parte de
orquestas y agrupaciones como las de Pacho Galán, Rufo Garrido, Lisandro Meza y
Alfredo Gutiérrez.
En
1962, Blas hizo parte de Los Corraleros de Majagual, legendaria agrupación de
la que hicieron parte figuras como Alfredo Gutiérrez, Luis Pérez, Eliseo
Herrera, Chico Cervantes, Enrique Bonfante y Calixto Ochoa. Luego creó una
agrupación que se llamó "Michi y sus Matulleros", y luego se hizo
grande con su propia orquesta: "Michi y su Combo Bravo", con el cual
grabó nueve discos de larga duración para Discos Fuentes, entre los que se
cuentan "Salsa Picante, Salsa Con Monte y La Salsa de Michi". Ha
compuesto canciones como "Antonia", "Llora niña", "El
tigre de manatí", "Purificación", "Salsa con monte",
"Santa Marta", "Mi burro", "Linda mañana",
"El arroyo de Matuya", "San Patricio" y "No te
vayas".[2]
Fue
un gran exponente de la música tropical. El artista bolivarense hizo parte de
reconocidas agrupaciones como la Sonora Cordobesa y la orquesta de Pedro Laza.
Además, como arreglista se destaca su trabajo con la orquesta La Verdad, de Joe
Arroyo, Pacho Galán, Alfredo Gutiérrez, y Los Corraleros de Majagual.[3]
Fue
uno de los grandes maestros de la música tropical colombiana en los años 70 y
80, además pionero en la música afrocubana, música antillana o música latina.
Sus inicios en la música se dieron gracias a su padre, Clímaco Sarmiento, otro
reconocido artista colombiano, quien le enseñó a tocar instrumentos de viento,
un conocimiento que perfeccionó años más tarde, en el Instituto Musical de
Cartagena.[4]
En
los años sesenta, y gracias a su relación con Discos Fuentes, Michi Sarmiento
participó en algunos discos con los Corraleros de Majagual y luego lanzó su
propia agrupación de salsa: Michi y su Combo Bravo, con quienes grabó nueve
discos.
A
nivel musical, fue de los grandes precursores de la salsa y la música tropical
colombiana que haya emergido de la costa Caribe, pues escribió páginas doradas
con su Combo Bravo, Los Corraleros de Majagual y la Orquesta La Verdad de Joe
Arroyo. Con esta última realizó los arreglos de éxitos bailables como:
‘Rebelión’, ‘Mary’, ‘Musa original’, ‘A fulana’, entre otros.
Se
conoce que con su agrupación ‘Combo Bravo’ participó en el primer Festival de
Orquestas en la categoría Conjunto, organizado en el Coliseo Cubierto ‘Humberto
Perea’ el 17 de febrero de 1969. En esa ocasión recibió una mención especial
tras medirse ante Los Blanco de Venezuela y a la Billo’s Caracas Boys.
Como
dato curioso, en 1967, a los 12 años Joe Arroyo fue invitado a cantar por Michi
Sarmiento en la orquesta “La Protesta”, a su corta edad, Arroyo ya cantaba en
el grupo del saxofonista.
Según
lo informado por RCN Radio, en 2006, fue el primer Gran Lancero de las Fiestas
de Independencia de Cartagena, por su importante aporte a la cultura de la
ciudad y a sus tradiciones festivas a través de la música, de su saxofón con el
que conquistó y enamoró a cartageneros y visitantes.
En
2012, renació musicalmente para el mundo al ser invitado por los productores
Mario Galeano y Quantic a participar de su proyecto Ondatrópica, que reúne a
grandes leyendas y a jóvenes músicos de los trópicos y el interior colombiano.
Con ellos grabó versiones que son ya inolvidables de temas como ‘Linda mañana’,
de su autoría, y ‘Caimán y gallinazo’, clásico de su padre.
Michi
fue también profesor de música en la escuela de formación de Soplaviento y en
la ciudad de Cartagena. Gracias a la docencia tuvo la oportunidad de dejar su
legado musical y todo su ingenio a varias generaciones de niños y jóvenes
músicos. "Miche vivió de la música, tocó su saxo en eventos sociales y
fiesteros, dictó clases a domicilio y diariamente le dedica un par de horas a
la Biblia, porque aseguraba que, además de buen músico, era un fiel
católico."[5]
Lo
último que se supo de ‘Michi Sarmiento’ fue que en septiembre del 2020 sus
seguidores realizaron una campaña por redes sociales para recaudar fondos que permitieran
realizarse una cirugía en los ojos por la aparición de cataratas.
Michi
tuvo como maestro a su padre Clímaco Sarmiento, quien con su férrea disciplina
lo llevó a convertirse en director artístico del desaparecido sello disquero
Felito Record en Barranquilla. Desde allí lideró proyectos como el de la
agrupación de La Niña Emilia.
Blas
debutó oficialmente con el maestro Daniel Santos, realizó más de 200 grabaciones, nueve discos
de larga duración y se presentó en los
Estados Unidos, Asia, Europa y varios países de América Latina. Expresó algún día:
"La
música me lo ha dado todo. Es mi pan de cada día, es la que me ha permitido
conocer a mi país y viajar a lugares lejanos. Gracias a ella tengo el cariño de
la gente, que es lo más importante. Mi sueño es seguir trabajando por nuestra
música, dejar un regalo a las nuevas generaciones". "Los músicos morimos con grandes
satisfacciones espirituales que ni el dinero ni la fama tienen como
pagar".[6]