Por: Guillermo Alberto González Mosquera
La gran virtud de este abogado guapireño (1894), que se graduó en la Universidad Libre de Bogotá, es el haber encarnado en su momento, como ningún otro de sus congéneres, las aspiraciones, angustias y frustraciones del litoral pacífico colombiano en forma totalizadora, es decir como región unificada y homogénea, extendida desde la frontera con Panamá en el norte, hasta la desembocadura del río Mataje en el borde ecuatoriano. Jurista de vasta trayectoria forense, hizo del ejercicio de la profesión de abogado un apostolado de la justicia. Su vida constituyó un serio y profundo debate alrededor de esta realidad étnica, política, social y económica que es el pacífico colombiano. Hubo un momento, que bien pudiéramos calificar de estelar en su vida, cuando simultáneamente fue elegido - la Constitución Nacional lo permitía entonces - como diputado de los cuatro departamentos del litoral: Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño. Para justificar ese incesante anhelo de reivindicación siempre pospuesta, de lucha tenaz que se nutre de frustraciones, Yacup manifestaba que "estaba convencido que todos esos pueblos, emplazados al borde de sus riberas, persiguen un mismo ideal y sufren un mismo dolor, sin embargo de las divisiones políticas y administrativas que los separan". Fue:
- Representante a la Cámara (Como legislador fue autor de leyes sabias y prudentes, casi no hay empresa de progreso, en la Costa del Pacífico, que no lo cuente como gestor inicial o precursor ilustre, su itinerario por el Congreso de la República, a cuyas deliberaciones asistió, durante varios períodos por voluntad de los pueblos del Cauca, de Nariño y del Valle.)
- Intendente Nacional del Chocó
- Diputado de los cuatro departamentos del litoral: Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño
- Concejal de Buenaventura
- Juez de Guapi
- Profesor en Tumaco
- Además de otros cargos de servidor público a lo largo de su siempre amada costa.
Su libro "Litoral Recóndito", bautizado con el calificativo con el que en adelante se conocería al Pacífico Colombiano, revelaría sus calidades de escritor que sabía describir como ninguno la triste realidad de su raza. "Hay allá - se quejó - todavía vencidos y vencedores racialmente. Por la obra del prejuicio que niega a considerable número de valores humanos, la capacidad productiva y la plenitud de bienestar y se forma de esta suerte una zona vedada que falsea la democracia". A Yacup hay que entenderlo como un liberal de los años 30, época en que lo natural era exigir reformas profundas en la economía y en la propia manera de encarar los asuntos públicos de la Nación. Era la Revolución en Marcha de López Pumarejo. La de Yacup era una rebeldía honesta, justificada por su condición de miembro de una raza oprimida y representante de una región olvidada que por su boca y a través de su pluma, reclamaba justicia. Escribió numerosos ensayos publicados en El Tiempo de Bogotá. Lo mismo que una obra dedicada al tema jurídico. Al analizar su vida de luchador social, dueño de su propia utopía, aparece este caucano eminente como alguien que tomó con valor la decisión de develar una realidad que por mucho tiempo se ha pretendido tergiversar. En forma acertada alguien dijo de él, que había sido un "divisor de aguas", dejando por un lado una larga tradición de prejuicios y presentando por el otro una región de cara hacia el futuro. El se enfrentaba con la misma devoción al estudio y solución de los problemas del Chocó, de Buenaventura, del Micay, Tumaco, Timbiquí o Guapi su tierra natal. Había algo de su mesianismo en su ejercicio político. Orador feliz, su palabra tuvo el énfasis de la voz del vigía en la proa de un barco. Maestro de juventudes, su ejemplo cívico lo predestinó para servir de guía a cuántos nacieron en el Litoral Recóndito, así se denomina el libro que escribió y en cuyas páginas se contiene el testamento, la suma sociológica de Sofonías Yacup,
Difícilmente se encuentran hoy hombres entregados a la política como Sofonías. Amaba sus ideas y las servía sin apoyarse en ellas para medrar. Desconocía el oportunismo y la adulación. El dinero que caía a sus manos iba derecho a servir a los necesitados.
El segundo apellido de Sofonias yacup es Caicedo. SOFONIAS YACUP CAICEDO favor corregir.
ResponderEliminarcomo consigo una foto de sofonias yacup carabali
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